Esta es una entrevista que hicimos con nuestro compi Miguel Ángel sobre su experiencia con el mar.
¿Qué recuerdas de tu
infancia?
Nací en 1957 en Saucelle,
Salamanca. Con tres meses me fui a Guernica. Recuerdo de mi infancia cuando iba
a la escuela y jugaba al fútbol con los mayores y jugaba yo de portero, que era
un gran portero. Como
adolescente, tuve amigas y salíamos con amigos.
¿Cómo comenzó tu
relación con el mar?
Mi relación con el mar empezó
porque vivíamos cerca de la playa. Veíamos los barcos y me gustaba pescar todo.
En aquellos años había mucha gente de marinos y capitanes alrededor de Busturia,
Mundaka o Bermeo, en Vizcaya. Antes había estado trabajando de metalúrgico y de
ayudante de pintor de carrocería. Y Me fui con 18 años a navegar el 27 de abril
1976. Me embarqué en Hamburgo en Alemania y estuve en Bremen. El buque era de
bandera chipriota que se llamaba el Blue Spirit, que significa “espíritu azul”,
de Limasol, en Chipre.
Hice la ruta de Hamburgo
a Bremen y a los puertos del Ural y Beajlla, que es un pueblo de Argelia que es
el último puerto que raya con Túnez, puerto petrolífero y de gas. Entre volver
a Amberes y a Bélgica, y luego la vuelta que cargábamos en Bélgica para el
siguiente viaje, duró como veintidós días, ida y vuelta.
¿Y qué cosas buenas
que recuerdas del mar?
Las fiestas del Día del
Carmen, por ejemplo, el 16 de julio, cuando se celebra la patrona de los
marineros y lo celebramos todos los compañeros. Comíamos de todo: gambas,
calamares, entrecot, bacalao y todo.
En mis viajes marítimos normalmente
comíamos lentejas, garbanzos, salmón, y pescado. También comíamos potaje al
desayunar: hacíamos el desayuno fuerte con salchichas, huevos y beicon, al estilo
inglés. El pescado era congelado porque iba en el mercante.
¿Cómo era la vida
diaria en el mar?
Hacíamos trabajos de ocho
o diez horas según cuando llegábamos a puerto. Cada ocho horas, hacíamos cuatro
de guardia. Y luego hacíamos también según la marea y el puerto. Las horas de
marea eran doce horas con dos compañeros en la cubierta. Yo entonces estaba de
limpiador en la sala de máquinas.
En el tiempo libre
veíamos cine, escuchábamos música y las noticias en la radio. Veíamos la
televisión cuando estábamos en tierra y cuando íbamos pegados a la costa. Nos
enterábamos de las cosas que pasaban en España por la televisión o por Radio
Exterior de España, que era como el Canal 24 Horas.
Escribía cartas a la
familia cada diez o quince días, contando todo durante los ocho meses que estuve
haciendo la ruta.
Yo tenía un camarote para
mí solo que tenía un baño, una ducha de plato y luego tenía un sofá cama, por
si quería llevar una mujer, una amiga, o un familiar.
Los partidos de futbol se
veían si estábamos cerca de tierra. Si no lo escuchábamos por radio exterior de
España. Lo que pasa es que, en México, por ejemplo, son ocho horas de
diferencia con España, y luego en Singapur son siete horas antes.
¿Cómo era la relación
con la gente que conociste?
Era muy buena la relación
porque éramos 22 tripulantes, el capitán y tres engrasadores, con un limpiador,
que era yo. Y seis marineros con el contramaestre. Y lo pasábamos muy bien tanto
al llegar a tierra como en el barco. Hacíamos celebraciones de cumpleaños y lo
pasábamos en familia y armonía.
¿Cuál ha sido tu puerto favorito?
Han sido varios, pero Río
de Janeiro, en Brasil, sobre todo. Tenía buen clima todo el año. La comida muy
buena porque había churrasco argentino y también comida brasileña, parecida a
la portuguesa. Aparte de mero, carne, y entrecot, había chuletas de cordero, y chuletas
de ternera congeladas muy buenas.
¿Cuántos países has
visitado durante tus viajes?
Pues de Europa he
visitado Alemania, Bélgica, Inglaterra, Holanda, Dinamarca, Polonia, Francia,
Finlandia. Estuve en el puerto también de Tampico, México. Luego Tamaulipas,
Coatzacoalcos, de México también. En total, unos 20 países.
En Asia, he visitado Singapur,
Pakistán y Karachi. Allí estuvimos cargando 35000 toneladas de arroz para
Dubrovnik en lo que era la antigua Yugoslavia, lo que hoy es Croacia. Ahí
estuve trabajando con portuarios yugoslavos. Luego estuve en Inglaterra haciendo
la ruta Calais-Dover y Felixstowe a llevar coches para Inglaterra desde Francia:
Peugeot, Citroën y Renault.
¿Cuánto tiempo ha
durado tu viaje más largo?
Fue 35 días desde Recife,
Brasil a Singapur, pasando por Colombo, Ceylán que actualmente es Sri Lanka. Por
el océano Atlántico a Liste a Cape Town, Durban. Allí se nos prendió fuego la
máquina en altamar y nos tuvimos que bajar de la máquina con unos extintores y
apagar el fuego. Tuvimos que quitar un pistón y fuimos con siete pistones de la
marca Schulte.
¿Te defines como un
aventurero?
No me siento aventurero.
La mar tiene su profesión, pero no son aventuras porque la mar es muy dura.
Muchos, muchos meses sin ver a la familia y aparte de eso, los temporales muy
fuertes. El invierno, sobre todo en el norte de Europa. Cuando estuve en
Gdansk en Polonia estábamos a una temperatura de 12 grados bajo cero. Luego la
temperatura más fuerte que estuve fue en Canadá, en San John de Newfoundland, a
20 grados bajo cero. Se nos congelaron hasta las mangueras del agua y la
calefacción se tuvo que poner a tope porque se congelaba las maquinillas.
¿Nunca lo has pasado
mal en el mar?
Sí, cuando tuvimos el
fuego en Cape Town, Sudáfrica. Y luego cuando se nos entró agua en el océano indico
pasado el Mar Rojo según íbamos para Irán. Llevábamos 35000 toneladas de tuberías
y cemento en sacos, y ferralla para las refinería de petróleo.
¿Alguna vez has subido
a un mástil?
Si, he subido a un
mástil. Subía por una escalera que tenía doce metros de altura, y luego tenías una
plataforma para apoyarte.
¿Tenías alguna queja
sobre tu trabajo?
No, me gustaba mi trabajo
porque los capitanes eran muy buenos. Estuve en un barco que se llamaba el
Sarore, que tenía de largo 275 metros por 42 de ancho. De un campo de fútbol de
ancho, dos campos de fútbol de largo.
¿Y cuando fue tu
ultima viaje?
Mi último viaje fue de
Gijón a Norfolk, Estados Unidos. Allí fue donde estuve cargando 80 mil
toneladas de carbón para Gijón. Ese fue el último viaje: estuve en la compañía
Enterprise de noruegos que estaba de capitán y la mitad de la tripulación noruega
y la otra mitad española. Ahí lo pasamos muy bien. Y luego en el Sarobe hicimos
la Navidad yendo por la mar. Después estuvimos diez días en Monrovia, capital
de Liberia. Estuvimos allí fondeados hasta después de Año Nuevo porque
estábamos esperando para cargar.
Acabé con 32 años en
1989. Luego estuve trabajando en otro barco que cargábamos en San Sebastián,
Bilbao, y Pasajes.
¿Había
alguna tradición o superstición de los marineros?
No había supersticiones, ni
enredos, ni nada. Se lo pasaba bien allí. Hicimos la fiesta del Carmen que se
celebra a nivel internacional y luego también en el día de San Juan, 24 de
junio, que es fiesta en los países escandinavos. En Noruega hicimos esa fiesta
y bebimos Whisky escocés muy buena.
¿Tenías en cada puerto
una mujer?
Íbamos a las discotecas al
pasar el tiempo. Eran ambientes diferentes, porque en Felixstowe, por ejemplo,
salimos y a las ocho de la tarde no había ningún bar abierto. Estaban todos en
casa porque era un jueves y hacía mucho frío. Estábamos a ocho grados en
Felixstowe.
¿Hay algún recuerdo de
un viaje especial?
Estuvimos en Singapur
reparando. Fue un viaje muy bonito, aunque se incendió en el barco el motor. Lo
pasamos bien en Singapur el mes que estuvimos. El único problema era que yo
estuve ingresado 20 días porque me dio un ataque de apendicitis. Me estaban
mirando, estaban haciendo pruebas, y estuve allí hospitalizado. El barco iba a
salir dentro de una semana para otros 35 días de mar, y a mí me mandaron para
casa. Hice el vuelo Singapur-Columbo-Karachi-Viena. De Austria a Holanda. En
Amsterdam estuve dos horas hasta coger el vuelo a Madrid. En Madrid estuve dos
o tres horas hasta llegar a Bilbao. Ya luego me llama mi familia para llevarme
a Gernika. En total tardé 26 horas.
¿Y qué piensas de
Madrid, que no hay ni playa ni mar?
De Madrid tengo buenos
recuerdos por qué hice aquí el servicio militar y eso me gustó mucho. Barcelona
es diferente, la gente y todo, es muy diferente. Luego estuve en Tarragona,
Málaga, Valencia, Gijón y San Ciprián de Viñas en la provincia de Lugo. En Cádiz
estuvimos descargando, que veníamos de Estados Unidos de cargar mineral para la
central térmica de San Ciprián en la provincia de Lugo, al lado de As Pontes de
Galicia.
¿Y que era el país más
diferente que has visto?
El puerto más extraño que
he visto ha sido Karachi, porque había mucha suciedad. Aparte de eso, estábamos
donde los graneros y había muchas ratas que eran como gatos. Eso me dio mucha
impresión. Al salir al centro de la ciudad cambiaba mucho porque estaba todo
muy bonito pero luego para ir al puerto estaba muy sucio. Ahora no ha cambiado
mucho, por lo visto. Me han dicho que sigue igual.
¿Tienes contacto con
algún compañero de los barcos?
Si, tengo compañeros y
amigos, en la Coruña, Guernica y Asturias. Siempre hablamos de la mar. Aunque
pasan los años me gusta recordar todo lo de la mar y los viejos tiempos de
marinero. Luego estuve en un barco de pesca que fuimos a embarcar a Abellán,
Costa de Marfil. El barco era de pesca con base en México. Pero yo no pude
llegar allí porque me tuve que venir a casa con una cistitis a cuenta de un
frío y una infección fuerte.
¿Nunca te mareaste?
Si, El primer día
me mareé por beber whisky sin comer nada, pero luego comí y ya no me volví a
amargar.
¿Echas de menos viajar
por el mar?
Sí, ahora ya echo de
menos viajar por el mar. Cuando veo películas de aventuras y veo el mar, o
cuando voy a la playa se me hace bastante corto los días que estoy por ahí.
-Luis, José Antonio, Jan
No hay comentarios:
Publicar un comentario