Un bonito día de agosto de hace
ya unos 4 años, por recomendación de mi psiquiatra y por voluntad propia decidí
ingresar unos días en el hospital Jiménez Díaz para tratar mi desorden. Fui al
hospital y llevé un informe de mi psiquiatra, el cual lo entregué al médico que
me atendió en el momento; lo leyó y me hizo una serie de preguntas. Pasado el tiempo
decidí irme del hospital, pero el bolso lo tenían retenido, por lo que cuando
pedí que me lo devolvieran para irme, me lo negaron. Yo insistí diciendo que
había ido por voluntad propia pero me hicieron caso omiso.
Hubo una última vez que lo pedí
muy cabreada y lo único que pasó es que llegaran como 7 camilleros, me
cogieron, me desnudaron y me ataron una camisa de fuerza a una cama en una
habitación vacía. Jamás he sentido tanta humillación e impotencia en toda mi
vida, estuve llorando hasta que se me secaron las lágrimas.
Me trasladaron a la planta de psiquiatría,
me desataron a media noche y me pasé allí 8 días de lo peor, además solo me darían
el alta si accedía al tratamiento que ellos me proponían, así que accedí.
Creo que esta experiencia y
situaciones afines debieran de ser denunciables y ser penalizadas por abuso de
autoridad o lo que sea. ¿Qué os parece?
Carla Nobel
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